miércoles, 13 de agosto de 2008

Quizás el día que sentí más miedo...

Desde hace más de un mes o quizás aún más tiempo, vengo pensando en escribir este post como una forma de expulsar quizás, ese terror que sentí hace casi un año atrás en mi vida. La fecha: 15 de agosto del 2007 y el miedo que sentí no fue precisamente por el terremoto en Ica, que remeció Lima y que terminó con la vida de más de 500 personas. La fecha es la misma, pero ese día no solo tembló el pavimento bajo mis pies sino también mi vida. No quiero hacer de este post un llanto, trataré de contar la historia lo más amenamente posible, aunque será difícil más no imposible.

Para comenzar tengo que decir que un día antes del episodio que les relataré, mi madre comenzó a sentir (bueno ya tenia el fastidio desde hace un tiempo) un dolor muy intenso en el pecho y los médicos que la vieron no le encontraban nada… sí médicos malditos (De la Maison de Sante) que estudian, al parecer, para matar gente, incluso dijeron que tenía “paranoia” o que era “hipocondríaca”, que tales pendejos digo ahora y dije entonces, debí denunciarlos por mala praxis, caraxo, … ya que mientras esos médicos, sí aquellos en que confiamos a nuestros seres queridos - claro no son todos -, señalaban que mi madre no tenía nada, ésta estaba teniendo un ataque cardiaco.

Como el dolor continuaba, la llevaron al día siguiente (15 de agosto) a un cardiólogo, amigo de la familia, que la examinó y la internó de inmediato, ya que había tenido un infarto, felizmente leve. Como a las una de tarde aproximadamente llame a la casa y me informan que mi mamá estaba hospitalizada… salí disparada de mi trabajo y solo atiné a llamar a mi hermana, con quien me encontré media hora después, y juntas nos fuimos al hospital Carrión (asuuuuuu, lejos) donde estaba internada, ya que el cardiólogo trabajaba en ese lugar, y según lo que me dijeron “cuidados intensivos” es lo mejor en ese hospital.

Bueno al llegar, pregunté por mi mamá, me dijeron que estaba descansando y que era imposible verla (no contaré por qué no me dejaron verla, pero el motivo me fastidió mucho, quizás en otro post lo diga aunque considero que no vale la pena)… Pasaron así los segundos, minutos y horas, hasta que me pidieron ir a comprar las medicinas que necesitaba mi madre, que eran un montón y muy caras porque en este país enfermarse vale un culo. En ese momento pensé: si no tienes plata pues te mueres simplemente.

Entonces estando en la farmacia procedí a pedirle a la joven de la caja las medicinas. En eso, como un designio divino o un castigo quizás, comenzó a moverse el suelo que pisaba. Yo traté de mantenerme tranquila y serenar a la joven vendedora, pero el movimiento se hacía más fuerte, mientras los potes y medicamentos que estaban a la vista caían y rodaban por el piso. De pronto veo a la chica saltar el mostrador con una cara de aterrada única, a lo que yo atiné a seguirla, mientras el movimiento iba en crecida.

Al llegar a la calle, pude ver gente arrodillada, gente suplicando, gente corriendo, gente paralizada y personas que sin conocerse se abrazaban a otras (yo fui una de ellas), quizás (esta mujer) vio mi cara de miedo y solo atinó a brindarme un apoyo, mientras yo gritaba mi mamá esta en ese hospital, cuyas luces comenzaban a apagarse piso por piso y las lunas temblaban sin cesar, al unísono lo hacían los postes y las ventanas a mi espalda.

En ese momento, quise correr pero las piernas no me respondían, era miedo al movimiento y a lo que podía encontrar. El temblor fuerte continuó luego de una pequeña baja en su intensidad, que culminó con estallidos de luces en el cielo que asemejaban, sin exagerar, el comienzo del fin.

Luego del movimiento, comencé a caminar hacia el hospital mientras el miedo de encontrar sin vida a mi ser querido me invadía, mientras tanto, los pensamientos eran terribles y muy tristes. El hospital estaba en tinieblas, y mientras yo subía los pacientes bajaban, y una mujer (paciente también) lloraba en una esquina, triste panorama pensé.

Comencé a subir las viejas escaleras del hospital, cinco pisos me tuve que “comer” mientras mi corazón ya no daba más, por los feos pensamientos que me invadían hasta que por fin llegué.. y encontré a las enfermeras más pálidas que yo, y que se abrazaban entre ellas. Les pregunté con miedo ¿mi mamá?, y una de ellas, que me habrá visto mi cara de sufrimiento, me indicó tranquila, está bien. Quiero verla, le indiqué, inmediatamente después estaba al lado de su cama con una bata blanca.

¡Ella estaba bien! y yo también lo estaría… pero eso día sí que sentí miedo, creo que nunca sentí tanto miedo en mi vida, o por lo menos es uno de los días en que sentí terror en realidad….

1 comentario:

Anónimo dijo...

increible, cuantas historias se esconden debajo o detras de otras... muy buen relato

Franz